Esto es una
historia de la era moderna, un viaje que comienza enfrascado en un vagón azul
de un tren de cercanías que acabará sumergido en las profundidades del océano...
Todos los
acompañantes de la protagonista tienen una deficiencia provocada por la
naturaleza del ser humano: un hombre alto lisiado en una guerra civil, la mujer redonda vacía de poder de procreación, el hombre espiral sin memoria, la mujer narcisista sin vista y el reflejo de mí misma.
Bajamos a
tierra firme. Un gran parque desconocido para todos nos muestra un largo camino
en su corazón, el cual -intuyo- desemboca en la costa.
El parque
tiene un diseño muy particular. Entramos en una zona con formaciones artísticas
de arena y roca a los lados, algunos árboles nos arropan agradablemente con sus
sombras durante el paseo incierto, y comenzamos a andar…
Hasta esta
zona, mis amigos y enemigos me acompañan. El hombre alto imagina sus manos
perdidas, protegiendo mi vientre de la mujer vacía que acecha escondida mi
procreación latente. El hombre sin memoria no recuerda la belleza
inventada de Narcisa; vive el día a día. Narcisa no ve su reflejo y eso es
una gran valentía. Y yo, que todo lo dejo atrás, sólo quiero mirar hacia
la posible bahía.
Llego a otra
zona del parque. Me desprendo de mi bolsa de viaje. Decido dejarla antes de
cruzar la valla de madera hacia el campo verde y playa abierta. Continúo por el
camino rodeado de hierba y arena fina. En cada curva del camino me encuentro unas
plantas virtuales acuáticas, lo cual me sorprende, y me pregunto hasta dónde
puede llegar la creatividad y el desarrollo tecnológico de la humanidad…
Pero eso no es lo más importante. Eso es artificio. Ahí fuera hay una magia más pura y más penetrante: poder oler el mar, sentir su presencia a la derecha, casi flotante.
Presiento que estoy en el Oeste. Subo a un montículo de arena, escucho de lejos el rugido de la ciudad: Ciudades marítimas, impregnadas en sal...
Lo único que
quiero es entrar en el mar… Y eso hago. Entro en un mar circular, convexo, elevado...
Me sumerjo y puedo respirar en La Nada, en el Todo: La Nada
Entera. Un ruido eterno. Un silencio atemporal, la mar… pacífica, azul,
infinita… me habla desde sus profundidades, desde la oscuridad... me sosega
tanta paz.
Ahora he de volver a por mis amigos y a por mi bolsa de viaje camino del
revés. Dicen que en los mundos de Xz los caminos de vuelta son más rápidos y
sencillos, ¿tú qué crees?, ¿qué crees tú?
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